Aprende cómo construir jardines sensoriales.

Los jardines sensoriales son espacios llenos de vida y diseñados para estimular los cinco sentidos. No solo son un refugio de belleza y tranquilidad, sino también un lugar de encuentro con la naturaleza que puede mejorar nuestro bienestar. Aquí te mostramos cómo construir tu propio jardín sensorial, seleccionando plantas para cada sentido y ofreciendo consejos para su cuidado.

Para deleitar la vista en tu jardín sensorial, elige flores como la Gazania, que destella con pétalos brillantes, o el Lirio, que ofrece una exhibición exuberante de flores. Estas plantas requieren sol y un suelo bien drenado para prosperar. Mantén una rutina de fertilización regular para asegurar que sus colores se mantengan vibrantes y atractivos, creando así un festín visual en tu jardín.

Para encantar el olfato en tu jardín sensorial, selecciona plantas como la Lavanda y el Jazmín, que son reconocidas por sus fragancias intensas y embriagadoras. Incluye también hierbas aromáticas como el Tomillo o la Menta para añadir variedad al perfil olfativo de tu jardín. Estas plantas deben situarse en áreas donde el viento pueda dispersar su aroma hacia los espacios de convivencia, creando una atmósfera perfumada y acogedora. Prefieren estar al sol y requieren suelos bien drenados para florecer en todo su esplendor.

En tu jardín sensorial, para estimular el sentido del tacto, puedes incorporar plantas con una diversidad de texturas. Por ejemplo, la oreja de cordero, conocida por sus hojas increíblemente suaves, y los helechos, que ofrecen una textura más rugosa y compleja. Estas plantas generalmente prefieren la sombra parcial y prosperan en suelos ricos en materia orgánica, lo que ayuda a preservar sus cualidades táctiles únicas y atractivas para la exploración sensorial.

Para el sentido del oído, tu jardín sensorial puede incluir plantas como el bambú o las gramíneas, cuyo movimiento con el viento genera un susurro relajante. Estas plantas necesitan espacio para crecer libremente y suelos que retengan la humedad adecuadamente sin llegar a encharcarse, permitiendo así que sus sonidos naturales proporcionen una banda sonora calmante a tu espacio al aire libre.

 

Para satisfacer el gusto en tu jardín sensorial, cultiva hierbas aromáticas como la Albahaca y el Cilantro, junto con plantas comestibles como los tomates cherry, que son un deleite para el paladar. Estas plantas requieren mucho sol y un riego regular para prosperar, así como un suelo rico y nutritivo que asegure una cosecha abundante y deliciosa, perfecta para realzar cualquier plato con frescura directamente desde tu jardín.

Al diseñar tu jardín sensorial, considera la disposición de las plantas para crear un recorrido que invite a la interacción. Utiliza caminos sinuosos y bancos para invitar a la pausa y la contemplación. Y no olvides que la mejor herramienta es tu imaginación.

Recuerda, un jardín sensorial es más que un espacio: es una experiencia. Con el cuidado adecuado y la selección de plantas, tu jardín se convertirá en un santuario personal para el cuerpo y el alma.